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jueves, 12 de mayo de 2011

"Populismo punitivo" y sensibilidad moral: una elucubración


Leía el otro día la recensión que Roberto L. Blanco Valdés hace (en el nº 173 -mayo 2011- de Revista de Libros) del libro de Lynn Hunt, La invención de los derechos humanos (trad. J. Beltrán, Tusquets, Barcelona, 2009). En ella, Blanco Valdés destaca que las investigaciones de Hunt apuntan a que, en realidad, las causas más importantes de la aparición de una cierta sensibilidad moral no son, en sí mismas, causas de índole moral (al menos, no necesariamente), sino que, por el contrario, tienen más bien que ver con la evolución (psico-social) de los imaginarios colectivos. Evolución que, a su vez, depende de aquellos factores -resulta discutible cuáles, cuántos y con qué grado de relevancia- que condicionan, en general, la evolución social.

Me pregunté, entonces, y aún me lo pregunto, si no tiene esto mucho que ver, también, con la cuestión -que tanto atenaza al pensamiento político-criminal contemporáneo- del "populismo punitivo": si no ha ocurrido, y sigue ocurriendo, que, manteniendo en apariencia una misma escala de valores morales (la de los derechos humanos, la del "humanismo" occidental que fue construida a partir de la Ilustración,...), nuestra sociedad (su imaginario hegemónico) ha cambiado de sensibilidad moral, porque el imaginario se ha visto transformado, a causa de factores socioculturales diversos. Y, por consiguiente, sobre la base de una misma escala de valores morales, aquellos motivos morales que verdaderamente preocupan (al pensamiento hegemónico), y motivan a actuar, han variado. De manera que muchos valores que seguimos proclamando constituyen ya tan sólo una mera fachada retórica (a veces ideológica, a veces hipócrita), porque en realidad ya no nos motivan verdaderamente.

Y, por consiguiente, es la cuestión de la evolución sociocultural (y no los datos criminológicos) lo que debería preocuparnos, a quienes criticamos esta deriva. Y deberíamos, por ello, salir de nuestras madrigueras de especialistas, y conectar con el movimiento social, si es que en realidad queremos cambiar algo efectivamente, para bien.



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