Aparecido en el nº 171 (marzo 2011) de Revista de Libros, este artículo constituye la recensión de dos libros, sendas biografías de Joseph Goebbels y de Heinrich Himmler.
En todo caso, mi interés por el artículo no se extiende tanto al contenido de dichos libros cuanto a la interpretación que Ferrán Gallego presenta del nacionalsocialismo. Para empezar, porque cualquier interpretación racional de un fenómeno político que ha sido más demonizado (por razones a veces comprensibles, otras simplemente hipócritas) que analizado: buena parte de la bibliografía -seria- sobre el nacionalsocialismo bascula entre el testimonialismo, lo anecdótico o la acumulación de datos empíricos; y, en verdad, cualquiera de las tres alternativas resulta notoriamente insuficiente, desde el punto de vista de la ciencia histórica, que precisa también de interpretaciones (rigurosas, apoyadas en datos empíricos y en buena teoría). Pero es que, además, la interpretación de Gallego (que sintetiza las posiciones más avanzadas entre los historiadores en la materia) resulta particularmente sugestiva.
Veámoslo, en sus propias palabras:
"En las últimas cuatro décadas, los trabajos profesionales acerca del nacionalsocialismo han permitido rescatar el lugar de la historiografía en un espacio que, hasta entonces, parecía resultarle vedado en beneficio de disciplinas que se centraban en el carácter patológico o inmoral de los hechos y de sus ejecutores, que examinaban exclusivamente el papel de las víctimas y que acababa por considerar el conjunto de aquella experiencia como un proceso ajeno a la cultura moderna. Por el contrario, se ha conseguido restaurar no sólo esta última pertenencia, sino establecer con detalle las causas de una adhesión de masas, los esfuerzos de racionalización económica, las bases de una cohesión nacional obtenida por medio de mecanismos radicales de exclusión e inclusión, así como la optimización de recursos simbólicos destinados a mantener la dinámica «revolucionaria» del nacionalsocialismo. La Alemania hitleriana ha ido perdiendo el carácter de una exasperada marginalidad para ser, en el seno del propio fascismo europeo, el modelo de una consumación del proyecto de la nueva comunidad nacional orgánica, capaz de distribuir los factores de tradición y modernidad en una síntesis de singular eficacia movilizadora y de notable productividad en beneficio de los Volksgenossen."