(Una amiga me ha proporcionado este artículo. Copio, a continuación, mi comentario sobre el contenido del mismo:)
Muy interesante (y coherente) desde el punto de vista filosófico. El problema es que -como casi todos los filósofos- se olvida de que la tortura no es (no sólo) una cuestión moral, sino política: esto es, de diseño de instituciones. Y, si -como tal vez él propondría- diseñas una institución en la que algunas veces se puede torturar, la consecuencia que obtendrás es que cada vez habrá más razones para torturar; y, en todo caso, nunca se sabrá cuándo estamos en un caso que lo justifica y cuándo en uno que no. Es el argumento que los filósofos llaman de la "pendiente resbaladiza". No es un gran argumento filosófico, pero sí uno muy importante cuando se trata de decidir políticas Porque, por desgracia (y mal que les pese a los filósofos), el comportamiento humano dista mucho de ser puramente racional.
