(Adhesiones: http://www.criticosyciudadanos.com/anadirFirma.php)
La ciencia y la Universidad reivindican el pensamiento crítico. Con este mensaje y con el respaldo de más de 2000 firmas, procedentes de universidades y centros de investigación , presentamos el pasado mes de Junio en la sede central del CSIC un Manifiesto en el que expresamos "nuestro rechazo a las campañas de acoso y derribo que algunas corporaciones financieras y la amalgama ideológica liberal-conservadora vienen orquestando contra los intelectuales y científicos que se han manifestado con espíritu crítico en los debates sobre nuestro modelo político, económico, institucional o judicial".
El acto suscitó un eco importante en los medios de comunicación y enlazó con otras iniciativas surgidas de diferentes foros, en particular el de la universidad de Sevilla.
La evolución acelerada del contexto socioeconómico, tras las sucesivas medidas de ajuste adoptadas por el gobierno y el parlamento, puso en marcha una movilización social que se concretó en la Huelga General del 29 de Septiembre. De nuevo y con especial virulencia, la derecha económica y su omnipresente aparato mediático lanzaron todas sus andanadas contra el movimiento sindical, planteando su pura y dura eliminación. Su propuesta suponía la vuelta pura y dura al siglo XIX. Esta nueva vuelta de tuerca removió muchas opiniones y reforzó el interés de muchos colectivos en propiciar una mayor movilización y presencia pública del mundo de la cultura, la docencia y la investigación en el debate ciudadano.
Una de las paradojas, más cínica que esperpéntica, a que está dando lugar esta campaña, a la que está cediendo cada vez más el gobierno, es su insistencia en presentar como alternativa a la democracia en la sociedad y sus instituciones un modelo de gestión antidemocrático que deje al mercado la toma de decisiones y la configuración de nuestro modelo social. Los mismos que han impulsado y se han lucrado de una crisis, aquéllos que en su momento álgido incluso proponían la "supresión temporal del mercado" y la refundación del capitalismo vuelven hoy a la carga planteando que la única salida posible es la desaparición del estado de bienestar, las reducciones salariales y de las prestaciones sociales en materia de desempleo, pensiones, educación, salud y vivienda.
Se intenta cuestionar así abiertamente las conquistas sociales logradas en la Europa de la postguerra, con lo que supone de carga de profundidad contra las formas de vida de que nos hemos dotado, con propuestas que hacen recaer toda la dureza de la crisis sobre la mayoría de la sociedad y en particular las clases mas desfavorecidas, jóvenes, mujeres, trabajadores e inmigrantes; propuestas que también pasan por desmantelar el sector público y la consiguiente degradación de las condiciones laborales de los empleados públicos.
La experiencia y la gravedad de la crisis indican que "la mano poco oculta del mercado", que tiene nombres e instituciones bien conocidos, no tiene límite a la hora de optimizar el beneficio, aunque ello suponga el arrasamiento de sociedades enteras. Estamos pues ante un tema clave de la batalla social que está en el origen de todas las confrontaciones sociales, el reparto de la renta y la distribución de las cargas sociales.
Las reducciones presupuestarias implantadas por la Administración Central y las Comunidades Autónomas van también camino de estrangular la viabilidad de un sistema universitario y científico, acabando con el papel de servicio público de estas instituciones y favoreciendo su creciente mercantilización..
Ante estos acontecimientos, queremos hacer un llamamiento a los y las integrantes del mundo científico y universitario para reivindicar de nuevo nuestro derecho y nuestra obligación de ser críticos ante una sociedad profundamente injusta.
Creemos que hay que redoblar el esfuerzo para manifestar en público el malestar latente y hacer frente al miedo al futuro ante la situación que se está creando en el país. Tenemos suficientes razones para pensar así, proponer y debatir alternativas. Entendemos que la generación de conocimiento y la capacidad de crítica son misiones sustanciales de la Universidad y de los centros de investigación.
Pensamos que el tiempo del silencio ha concluido. Debemos impulsar la movilización democrática para promover la gran transición de súbditos resignados a una ciudadanía plena y participativa.