En el nº 261 (abril/ mayo 2010) de la revista Lápiz aparece una entrevista bastante en profundidad (nada que ver, pues, con la típica entrevista periodística superficial) con Marina Abramovic, la espléndida artista y performer de origen serbio.
En ella, aparte de diversos comentarios interesantes acerca de su obra, expone magníficamente, a través de la reflexión acerca de su propia praxis artística, cómo existe una diferencia, y una diferencia que debe ser abismal, entre al "arte" entendido como proceso de producción de productos (para el mercado, el mercado del arte) y el arte -ahora sí, sin comillas- como experiencia (de conocimiento, en el más amplio sentido de la palabra).
Leer reflexiones de esta índole, procedentes de una de las más grandes artistas vivas, le devuelven a uno su confianza e interés por el arte, aun consciente de la extremada corrupción (moral y estética) que campa por sus fueros en el mundo de la artes plásticas, casi completamente mercantilizado...