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sábado, 21 de mayo de 2016

Naomi Murakawa: The First Civil Right. How Liberals Built Prison America


En este libro (Oxford University Press, 2014) se rastrean los orígenes históricos del punitivismo contemporáneo norteamericano hasta los diseños de políticas de "modernización" (racionalización burocrática y fortalecimiento) de la justicia penal que pusieron en marcha administraciones sedicentemente progresistas, primero en los años cuarenta y cincuenta, y luego en la década de los sesenta del pasado siglo.

El estudio de Murakawa, en efecto, analiza cómo la opción de dichas administraciones pasó no por intentar acabar con la violencia estructural racista (y clasista y sexista) que afectaba de manera discriminatoria a las minorías étnicas, sino por lograr racionalizarla: por modernizar la policía y la justicia penal, las instituciones penitenciarias y todas las herramientas de la represión penal, de manera que la violencia fuese aplicada a través de procedimientos regulares y burocráticos.

Este esfuerzo de "modernización" de la justicia penal (a través de regulaciones, de apoyo económico y de medidas administrativas) acabó por construir un aparato institucional no menos racista, pero sí más potente y efectivo. Que fue la precondición organizativa para que las políticas criminales punitivistas pudieran pasar de la mera retórica a una praxis política efectiva y letal.

Así, Murakawa pone de manifiesto cómo nunca estuvo en el programa político de las administraciones norteamericanas (aun de aquellas que proclamaban su progresismo) el objetivo de lograr una justicia racial y social en el ámbito penal, sino únicamente el -muy diferente- de que las operaciones del sistema penal resultasen previsibles, controlables, burocráticamente organizadas, eficaces. Y cómo esto produjo, como efecto colateral (cuando cambió el ambiente político, allá por los años setenta, en un contexto de creciente tensión étnica y de clase), el que un nuevo y reforzado sistema penal se convirtiese en un arma de la injusticia étnica y de clase mucho más peligroso de lo que lo había sido antes. Con los efectos letales ya por tod@s conocidos hoy...

Una lectura, pues, altamente reveladora, destacada, entre los abundantes estudios contemporáneos norteamericanos acerca del punitivismo, por su capacidad para ver más allá de los "sospechosos habituales" (conservadores, "nueva derecha", demagogos, etc.). Y para comprender cómo la limitada agenda progresista en materia de justicia (social y penal) genera, habitualmente, tantos riesgos para las clases sociales populares como oportunidades pretende dar lugar. O, dicho de otro modo, cómo, al final, todos los defensores del statu quo (de injusticia social) acaban por confluir -por muchos que se intenten señalar entre ellos...


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