Este documental es interesante por dos razones. La primera es su gran eficacia propagandística: Frank Capra y sus colaborador@s dan una lección magistral acerca de cómo explicar una cuestión política compleja a un público poco informado y poco interesado, simplificando suficientemente (lo suficiente para ocultar cuestiones incómodas), pero proporcionando una información que se considera esencial para lograr el objetivo propagandístico perseguido, motivar a l@s espectador@s. En efecto, a través de un montaje extremadamente dinámico -aunque no frenético- de imágenes, sobreimpresiones, gráficos, etc., que refuerzan el discurso político construido por la voz over, se presentan con absoluta claridad los argumentos que se pretenden hacer valer como razones para comprometerse activamente en la guerra.
La segunda razón es que el discurso construido y plasmado en la película constituye una de las primeras muestras de la ideología del -que hoy llamaríamos- imperialismo humanitario. El mensaje, en efecto, es: no estamos en esta guerra (sólo) para defender a la patria, o para defendernos (o vengarnos) contra quienes nos han agredido. No, estamos para defender valores universales: es una lucha radical, entre el Bien y el Mal -así, con mayúsculas. Tenemos, pues, el deber de comprometernos con ciertos valores morales y hacerlos valer en todo el mundo. Esto justifica nuestro intervencionismo.
Se trata, desde luego, de un discurso dirigido a mentes progresistas (los conservadores -los nacionalistas, los Realpolitiker- se conformarán con las otras razones: defensa frente a la agresión, búsqueda de la grandeur, Lebensraum, raison d'État,...): dirigido a enrolarlas en las filas del belicismo intervencionista (e imperialista). Un discurso que, como es sabido, ha tenido y tiene gran seguimiento aún en nuestros días. Es por ello que conviene revisar atentamente la película.
La segunda razón es que el discurso construido y plasmado en la película constituye una de las primeras muestras de la ideología del -que hoy llamaríamos- imperialismo humanitario. El mensaje, en efecto, es: no estamos en esta guerra (sólo) para defender a la patria, o para defendernos (o vengarnos) contra quienes nos han agredido. No, estamos para defender valores universales: es una lucha radical, entre el Bien y el Mal -así, con mayúsculas. Tenemos, pues, el deber de comprometernos con ciertos valores morales y hacerlos valer en todo el mundo. Esto justifica nuestro intervencionismo.
Se trata, desde luego, de un discurso dirigido a mentes progresistas (los conservadores -los nacionalistas, los Realpolitiker- se conformarán con las otras razones: defensa frente a la agresión, búsqueda de la grandeur, Lebensraum, raison d'État,...): dirigido a enrolarlas en las filas del belicismo intervencionista (e imperialista). Un discurso que, como es sabido, ha tenido y tiene gran seguimiento aún en nuestros días. Es por ello que conviene revisar atentamente la película.