¿Cómo y por qué evolucionan nuestras relaciones afectivas como lo hacen? ¿Qué sabemos, en realidad, de nuestr@s compañer@s, o amig@s, o parejas? ¿Y qué saben ell@s verdaderamente acerca de nosotr@s? Si somos sincer@s, habremos responder en todos los casos: no lo sé, casi no lo sé.
Tal es el (brutalmente sincero) punto de partida de esta película de Nobuhiro Suwa: una pareja, aparentemente asentada (en su rutina), se ve desestabilizada por la repentina aparición en sus vidas de un tercero... que es el hijo de él (Tomokazu Miura), que ha de vivir algunas semanas en la casa. Sin embargo, esto ocasionará una tensión inimaginada para Aki (Makiko Watanabe), dado que siente que en esa alteración se pone en cuestión si realmente sus propias ansias existenciales pueden verse satisfechas en la actual relación de pareja (¿quién no se lo ha preguntado en multitud de ocasiones?).
Todo ello, presentado en el mismo estilo que su anterior película (2/Duo): improvisación actoral, diálogos incapaces de expresar cuanto en realidad está ocurriendo, cámara ubicada al modo de una auténtica espía de la intimidad, que persigue a los protagonistas y contempla sus dilemas y tensiones.
Un nuevo ejercicio, pues, acerca de la incomunicación. Mostrado, además (y ello resulta infrecuente), de modo coherente (con aquello que se pretendía narrar).