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lunes, 5 de julio de 2010

"Heroes for sale", de William A. Wellman: el estado capitalista en acción



Otra espléndida película del gran William A. Wellman. Aquí (además de las virtudes habituales -su contundencia visual, ante todo- de este gran director), cabe destacar principalmente el hecho de que presente una visión inmisericorde de los Estados Unidos de América (y, en general, podríamos decir, de cualquier sociedad organizada sobre relaciones de dominación). Obsérvese, si no:

Alguien sacrifica su salud "por la patria", para comprobar luego cómo es otro quien se lleva la gloria, él se queda solamente con la incapacidad. Por supuesto, a resultas de esa incapacidad es despedido de su trabajo sin contemplaciones. Luego, intenta mediar entre capital y trabajo, sólo para descubrir que ello es imposible, que el conflicto es inevitable. La violencia policial arrebata la vida de su mujer. Es encarcelado (injustamente, además) por "incitar a disturbios" (esto es: por promover la protesta laboral por unos despidos improcedentes). Es expulsado ilegalmente de la ciudad por el acoso policial, que ve en él un "comunista" (¡él, que intentó conciliara a trabajadores y capitalistas!), por ser alguien que señala la injusticia e intenta combatirla. Se convierte en un parado sin hogar, hostigado (ilegalmente, de nuevo) por la policía, que lleva a cabo razzias de limpieza social para expulsar de "sus" calles a los "indeseables" (esto es, a las personas pobres). Y, sarcasmo supremo, Tom Holmes (Richard Barthelmess), pese a todo, se ha vuelto rico precisamente por algo que no hizo: se ha convertido en copropietario de una invención (sin haber participado en ella, sólo por aportar fondos para realizarla), que le renta anualmente una gran cantidad de dinero (que él, al ver fruto de la injusticia, no quiere tocar).

Podríamos decir, entonces, que nos hallamos ante la película más anti-Frank Capra que pudiéramos imaginar (a pesar de algunos toques de dulcificación: referencias a Roosevelt, etc.). Aquí, la única forma de ascender socialmente es la que lleva cabo Max Brinker (Robert Barrat): convirtiéndose en un capitalista él mismo. Las demás personas se ven abocadas a permanecer en su estrato social, a soportar los azares de la dominación (guerra, paro, miseria, represión) y a ser reprimidas cuando pretendan desafiarla. Y sólo parece quedarles preservar su dignidad (puesto que su rebelión parece estar también destinada a la derrota).

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