Una clásica película de investigación policial en contra de la delincuencia organizada del cine norteamericano de los años cuarenta (inspirada lejanamente en el caso de Al Capone). Lo más interesante es la contraposición entre los honrados y humildes funcionarios (aquí, investigadores tributarios del Departamento del Tesoro: muy significativamente, Glenn Ford encarna al protagonista) y los grandes gangsters y sus esbirros... y, en medio, el "pueblo llano" -esa entelequia, tan cara a la ideología norteamericana dominante- sano, protegido por aquellos y víctima de los abusos de estos (así como de su propia cobardía).
Joseph H. Lewis dirige convincentemente esta historia de intriga y de corrupción social, con el tono de apariencia documental tan usual en este subgénero, aunque quizá con una puesta en escena algo estática, alejada de otras películas -de similar temática- mucho más nerviosas. En realidad, son los personajes de los investigadores, sus sacrificios y su lucha por permanecer íntegros y por no cejar en su empeño lo que constituye el tema central de la película, al que la investigación presta básicamente su contexto.
Un pequeño clásico, pues, del cine policial, bien realizado, que merece ser revisado.