Otra espléndida contribución de Robert Siodmak al cine negro norteamericano de los años cuarenta. Nada original en su argumento (basado en una novela de Cornell Woolrich), sin embargo, los toques de puesta en escena de Siodmak la vuelven magistral.
Dos ejemplos antológicos: las varias escenas, montadas por corte una detrás de la otra, en las que Ella Raines se planta en la barra del bar, a la espera de que el barman (Andrew Tombes) que fue testigo del encuentro entre el falso culpable (Alan Curtis) y la "mujer misteriosa" del título (Fay Helm) lo abandone, para seguirle e interrogarle; y el momento -que adjunto, para su disfrute- en el que un enloquecido Elisha Cook Jr. -espléndido, como siempre- toca la batería en una jam session, contemplando con delectación y lujuria a Ella Raines, mientras van apareciendo en primeros planos todos los músicos participantes, casi al ritmo de la música que interpretan.