Artículo aparecido en el nº 46 de la New Left Review. Interesante análisis de Guerra y paz, de Lev Tolstoi: examina la forma en la que el modo de narrar por parte de Tolstoi las guerras napoleónicas, así como las vicisitudes que los protagonistas -ficticios- de la novela sufren a lo largo de las mismas, se distancia de las convenciones del "realismo" (sea lo que sea lo que este resbaladizo concepto signifique) desde el punto de vista estético, y de cualquier concepción voluntarista y optimista de la evolución social (predominante, sin embargo, en aquel momento... y hasta mucho más tarde, aun con altibajos: hasta los años 70 del pasado siglo, en realidad -con el advenimiento de la crítica posmoderna de la filosofía de la historia), para inclinarse por una visión más compleja.
En dicha visión, por lo que se refiere a la filosofía de la historia, ésta aparece como un proceso incontrolable por los sujetos humanos. Y, por lo que hace a su representación, se descarta que la presentación de los brute facts pueda resultar suficientemente iluminadora. Todo ello vuelve a Tolstoi (a pesar de su pensamiento teórico: el político, que en muchos sentidos resulta indudablemente reaccionario, y el existencial, de un misticismo y un moralismo bastante irrelevantes) un adelantado a su tiempo, en tanto que artista: esto es, en virtud de su praxis.
(Obviamente, hay que leer también, sobre esta cuestión, el libro de Isaiah Berlin, El erizo y la zorra, que se concentra fundamentalmente en el aspecto más filosófico de la cuestión.)
En dicha visión, por lo que se refiere a la filosofía de la historia, ésta aparece como un proceso incontrolable por los sujetos humanos. Y, por lo que hace a su representación, se descarta que la presentación de los brute facts pueda resultar suficientemente iluminadora. Todo ello vuelve a Tolstoi (a pesar de su pensamiento teórico: el político, que en muchos sentidos resulta indudablemente reaccionario, y el existencial, de un misticismo y un moralismo bastante irrelevantes) un adelantado a su tiempo, en tanto que artista: esto es, en virtud de su praxis.
(Obviamente, hay que leer también, sobre esta cuestión, el libro de Isaiah Berlin, El erizo y la zorra, que se concentra fundamentalmente en el aspecto más filosófico de la cuestión.)