martes, 17 de diciembre de 2019
Never let go (John Guillermin, 1960)
Never let go es una prototípica película británica del género criminal de las décadas de los años 50 y 60 del pasado siglo, con su característica capacidad para reflejar las tensiones sociales (aquí, fundamentalmente de clase) presentes en una sociedad en reconstrucción a través de una historia de crímenes, criminales de diverso pelaje, víctimas y policías.
Y, sin embargo, lo más peculiar de esta película es el hecho de otorgar particular protagonismo en su historia a la víctima del delito. En efecto, a diferencia de tantos otros ejemplares del género, aquí se presenta a la víctima de un delito (de robo de automóviles), John Cummins (Richard Todd), como el protagonista principal de la trama. Y ello no es baladí, pues, a causa de ello, la película pone el foco sobre un tema que frecuentemente queda orillado, en el trasfondo, en buena parte de las narraciones propias del género: el impacto de cada delito (individualizado) sobre la víctima o víctimas (también individuales) del mismo.