En Manbiki kazoku Kore-Eda vuelve a ensayar -de otro modo, pero, en el fondo, con objetivos estéticos similares- algo que ya intentó en su anterior película, Sando-me no satsujin (=El tercer asesinato, 2017): trabajar (y reflexionar) sobre la ambigüedad de las apariencias de que se revisten las relaciones humanas y sobre la dificultad y ambivalencia que necesariamente ello ocasiona cuando de valorarlas, desde un punto de vista moral, se trata.
domingo, 13 de enero de 2019
Manbiki kazoku (=Un asunto de familia) (Hirokazu Kore-Eda, 2018)
En Manbiki kazoku Kore-Eda vuelve a ensayar -de otro modo, pero, en el fondo, con objetivos estéticos similares- algo que ya intentó en su anterior película, Sando-me no satsujin (=El tercer asesinato, 2017): trabajar (y reflexionar) sobre la ambigüedad de las apariencias de que se revisten las relaciones humanas y sobre la dificultad y ambivalencia que necesariamente ello ocasiona cuando de valorarlas, desde un punto de vista moral, se trata.