"Je fais du style cannibale", afirmó, contundente, Gustave Flaubert, en correspondencia privada, para describir su actitud, en tanto que literato, frente a la novela, Salammbô, que entonces se traía entre manos. Y es que, en efecto, si hay que tomar en serio tal declaración, con seguridad ella constituye el ejemplo paradigmático de tal vocación "caníbal".