En la ciudad en la que vivo (al igual que en otras muchas), estos días se están desarrollando diversos actos reivindicativos en favor de la república. Sin embargo, observando su contenido, así como el tono general que tienen los mensajes (los oficiales y los que, más o menos oficiosamente, difunden en las redes sociales las personas afines a la causa), lo cierto es que no puede dejar de sorprender -a mí, al menos, me sorprende- la concentración casi exclusiva en el tratamiento del pasado: en la reivindicación de la segunda república española, la que fue aniquilada por el golpe franquista y posterior guerra civil. Los programas están, así, repletos de teatro de Manuel Azaña, de conferencias y de documentales sobre distintas facetas de la historia de la época, de homenajes y reclamaciones de los derechos de las personas que fueron víctimas de la represión,...