lunes, 16 de diciembre de 2013
12 years a slave (Steve McQueen, 2013)
Aún seguimos sin encontrar la forma de tratar cinematográficamente el fenómeno de la esclavitud de un modo adecuado. Es evidente la inquietud de muchos cineastas contemporáneos -anglosajones, principalmente- por contribuir a la progresiva visibilización de este fenómeno histórico-social, de tan honda repercusión sobre la configuración de las sociedades capitalistas más desarrolladas: para explicar su racismo, desde luego, así como su vocación imperialista, también; pero, igualmente (y ello acaso resulte más velado en un primer vistazo), para comprender mejor el modo en que tiene lugar en ellas la naturalización de las relaciones de dominación (antes, entre el capitalista y el trabajador esclavo, ahora, entre capitalista y proletario). Un fenómeno que, sin embargo, ha permanecido esencialmente oculto (bien que aflorando siempre de un modo subliminal), reprimido, en el imaginario colectivo a partir del que las narraciones cinematográficas se van desarrollando.