Hubo un tiempo en el que, en el cine europeo (en el italiano, en particular), el género del western tomó carta de naturaleza ("euro-western" o "spaghetti western", se denominó al subgénero). Entre otras características, una de las más reseñables fue la de construir tramas que pretendían desencantar y desmitificar los viejos tópicos -tanto temáticos como formales- del género (las viejas, y entrañables, mentiras de las películas de Ford, Walsh, Hawks, Hathaway...). Y, en este contexto, una corriente importante del euro-western se concentró en presentar narraciones con tramas dotadas de un sustrato que, desde el punto de vista político, resultaba claramente izquierdista. La lucha de clases hizo, así, presencia explícita en el Far West: historias sobre terratenientes, explotación y opresión, y sobre rebeliones y revoluciones, están incluidas en una parte significativa de los guiones. (No sólo en el cine europeo: en el norteamericano, un director tan personal como Sam Peckinpah siguió una línea aproximadamente semejante.)
martes, 22 de enero de 2013
Django unchained (Quentin Tarantino, 2012)
Hubo un tiempo en el que, en el cine europeo (en el italiano, en particular), el género del western tomó carta de naturaleza ("euro-western" o "spaghetti western", se denominó al subgénero). Entre otras características, una de las más reseñables fue la de construir tramas que pretendían desencantar y desmitificar los viejos tópicos -tanto temáticos como formales- del género (las viejas, y entrañables, mentiras de las películas de Ford, Walsh, Hawks, Hathaway...). Y, en este contexto, una corriente importante del euro-western se concentró en presentar narraciones con tramas dotadas de un sustrato que, desde el punto de vista político, resultaba claramente izquierdista. La lucha de clases hizo, así, presencia explícita en el Far West: historias sobre terratenientes, explotación y opresión, y sobre rebeliones y revoluciones, están incluidas en una parte significativa de los guiones. (No sólo en el cine europeo: en el norteamericano, un director tan personal como Sam Peckinpah siguió una línea aproximadamente semejante.)