Uno creía que el "teatro de tesis" era ya una reliquia: que Alejandro Casona, Henrik Ibsen y otros autores de similar tono ("moral") habían sido desplazados, hace ya muchas décadas, de las tablas, por la combinación de Brecht y del teatro expresionista, de Beckett y de Sartre (que también hacía teatro de ideas, pero de otra manera -menos confiado en la retórica puramente verbal), de Grotowski y por el teatro pánico...