Confieso que, cuando tuve noticia de que Leos Carax acababa de estrenar película, la noticia me dejó más bien frío: a la vista de su filmografía anterior (que ya he comentado en este Blog), no esperaba hallar nada que me conmoviera en su nueva obra.
Debo confesar, entonces, también -¡y con placer!- que me equivocaba. Que con Holy motors nos hallamos ante una película de gran nivel artístico (de lejos, la mejor del director, en mi opinión): irregular, sin duda alguna, imperfecta; pero también extraordinariamente sugestiva, y hermosa.