Estas semanas estoy revisando la filmografía de Michael Curtiz: un director tradicional del cine clásico norteamericano de apabullante producción, pero que es conocido ante todo por las obras que dirigió entre los años 30 y 60 del pasado siglo. Uno de esos "artesanos" (según la insensata terminología cahierista) que hicieron del Hollywood de esa época lo que fue.