martes, 4 de enero de 2011
Un radical en París
Es obvio: uno, cuando tiene la suerte de viajar a París únicamente por ocio, puede hacer muchas cosas. Puede circular con la boca abierta, como un(a) papanatas, dejándose deslumbrar por los -verdaderamente obscenos- alardes del lujo burgués a los que los diseñadores de la imagen de marca de la ciudad (ya se sabe: la ville lumière...) resultan tan aficionados, en vista de su éxito. A esto solemos dedicarnos tod@s l@s turistas, en mayor o menor medida, la primera vez que visitamos la ciudad. Algun@s, sin embargo, luego intentamos superar este papanatismo, y profundizar (sobre todo, claro, si tenemos la oportunidad de regresar en más ocasiones).