Clint Eastwood es un realizador que siempre se ha medido bien con las distancias cortas. A pesar de su reciente "canonización" por la crítica (que durante décadas le había ninguneado), lo cierto es que ha sido capaz de dar lo mejor de sí mismo -simplificando- únicamente en tres clases de películas: westerns (más o menos heterodoxos), profundizando siempre (reconstruyendo y deconstruyendo) la figura del héroe solitario y alejado de la sociedad; thrillers, en los que lo interesante casi siempre es, antes que sus rutinarias intrigas, un protagonista (casi siempre encarnado por él mismo) que intenta rehacerse a sí mismo; y, en fin, historias de creadores y/o derrotados (Bronco Billy, Honkytonk man, Bird, A perfect world, The bridges of Madison County, Mystic river, Million dollar baby,...). El resto de sus películas oscilan entre lo banal y lo directamente irrelevante, aun si técnicamente están bien realizadas. Y es que no parece que Eastwood se halle muy dotado (acaso -apunto- por razones ideológicas) para proporcionar frescos sociales o grandes relatos que resulten relevantes.