Probablemente James Gray sea el director que, dentro del cine contemporáneo, mejor ha interiorizado el espíritu del cine clásico de aventuras: ese conjunto de películas en las que la dinámica acción externa a la que se ven abocados sus personajes, siempre sujetos a situaciones límite, se corresponde en todos los casos con una intensa experiencia interior de aprendizaje y auto(rre)conocimiento. (Por cierto: esto es algo que directores como, por ejemplo, Steven Spielberg, en sus innumerables intentos de homenajear al género, suelen ignorar. Elaborando por ello narraciones más o menos divertidas, más o menos bien construidas y filmadas, pero casi siempre carentes de cualquier emoción.) En efecto, todas sus películas, ubicadas en diferentes momentos y situaciones (dramas policiales, dramas históricos o amorosos, aventuras en la jungla) colocan en todo momento a sus personajes protagonistas en situaciones en las que los dilemas a los que la acción les enfrenta les fuerza también a adentrarse en sus escalas de valores y motivaciones, para ponerlos en cuestión y en crisis, bien para acaso obligarles a modificarlos, bien para reforzar su convicción acerca de la vigencia de los mismos.
domingo, 29 de septiembre de 2019
Ad Astra (James Gray, 2019)
Probablemente James Gray sea el director que, dentro del cine contemporáneo, mejor ha interiorizado el espíritu del cine clásico de aventuras: ese conjunto de películas en las que la dinámica acción externa a la que se ven abocados sus personajes, siempre sujetos a situaciones límite, se corresponde en todos los casos con una intensa experiencia interior de aprendizaje y auto(rre)conocimiento. (Por cierto: esto es algo que directores como, por ejemplo, Steven Spielberg, en sus innumerables intentos de homenajear al género, suelen ignorar. Elaborando por ello narraciones más o menos divertidas, más o menos bien construidas y filmadas, pero casi siempre carentes de cualquier emoción.) En efecto, todas sus películas, ubicadas en diferentes momentos y situaciones (dramas policiales, dramas históricos o amorosos, aventuras en la jungla) colocan en todo momento a sus personajes protagonistas en situaciones en las que los dilemas a los que la acción les enfrenta les fuerza también a adentrarse en sus escalas de valores y motivaciones, para ponerlos en cuestión y en crisis, bien para acaso obligarles a modificarlos, bien para reforzar su convicción acerca de la vigencia de los mismos.