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miércoles, 16 de mayo de 2018

La UE aprueba la reforma de la Directiva que combate el lavado de dinero y la financiación del terrorismo



Literatura para destripar la mente: una reflexión autobiográfica


(Esta no es una reflexión sobre estética literaria: sobre esto, véase aquí o aquí. No, cuando menos, sobre una estética literaria generalizable. Es, más bien, la reflexión de un teórico que, además, es aficionado a la literatura, acerca de cómo uno y otro interés pueden y deben interrelacionarse. Es, pues, una reflexión sobre la estética del lector: de este lector, cuando menos...)

Hubo un tiempo en el que la literatura era, para mí, una manera, la mejor manera, de acceder al mundo: nacido en un momento, en un lugar y en un medio social en el que todo se me aparecía como mediocre, rutinario y sin interés; nacido, pues, en un medio social de clase trabajadora (aunque con estudios), en el que las pretensiones dominantes eran y siguen siendo las de sobrevivir, tener algún tiempo para el ocio y algo de dinero para poder disfrutarlo y, con suerte, ascender socialmente (un@ mism@ y/o sus hij@s). En el que la libre disposición del propio tiempo resulta casi inimaginable, por estar habitualmente sometidos al dominio que el capital ejerce sobre él, de manera que el tiempo libre que restaba tenía que administrarse con prudencia, sin empeñarse en proyectos que fuesen demasiado grandiosos.