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lunes, 25 de junio de 2018

Visages villages (Agnès Varda/ JR, 2017)


Recuperar y, al tiempo, reivindicar las imágenes, y las memorias, de las clases populares, de aquella parte de nuestras sociedades (teóricamente abiertas e hipercomunicadas) que, sin embargo, apenas son rastreadas, ni representadas, en la cultura dominante. Tal es la finalidad de este magnífico documental. Campesinos, obreros, estibadores, camareras, mujeres de trabajadores, ancianas luchadoras, carteros,... Todo un amplio elenco de sujetos orillados en las representaciones culturales hegemónicas (a pesar de -o, precisamente, por ello- constituir la fibra material y moral de la gran mayoría de las comunidades populares, en las que la mayoría de la población experimenta sus vidas), a los que Visages villages da protagonismo: no sólo desde un punto de vista teórico, sino a través de una praxis de la imagen (fotográfica y cinematográfica) que les incorpora como agentes, sociales y culturales, allí donde usualmente son más bien vistos -cuando lo son- en todo caso como meras curiosidades antropológicas, objetos de estudio, reificándolos.

Agnès Varda y JR, en cambio, eligen engrandecer el rol de las gentes del pueblo, de dos maneras: primero, dándoles voz, escuchándoles; y luego, engrandeciendo, literalmente (a través de esas fotografías gigantescas que JR produce), las imágenes de ellos y de ellas, y fijándolas en los espacios en los que habitan. Para recordar(nos), para recordarles también a ell@s mism@s, que esos son sus territorios y sus comunidades. Que ellos y ellas son -deben ser- los protagonistas, por más que en la representaciones culturales dominantes tal evidencia suela quedar cuidadosa, y convenientemente, ocultada.

Un documental, pues, que, en su carácter juguetón y aparentemente ligero, contiene grandísimas cargas de profundidad, en contra de una determinada manera (tanto la más abiertamente comercial como la elitista propia de un cierto "cine intelectual") de hacer cultura, en contra de las gentes, prescindiendo de ellas. Porque, en efecto, como Varda y JR vienen elocuentemente a demostrar, otro cine es también posible.




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