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miércoles, 30 de mayo de 2018

Jusqu'à la garde (Xavier Legrand, 2017)


Tres son, me parece, los temas que, en relación con la violencia machista contra la pareja o ex pareja, vale la pena intentar representar, porque merecen ser analizados en profundidad, no sólo desde un punto de vista teórico, sino también a través de la profundización de naturaleza puramente fenomenológica que el arte permite acometer: primero, el medio social que vuelve viable, y tantas veces impune, esta conducta; segundo, el origen psicosocial del sujeto machista violento; y, por fin, la dinámica de la interacción entre autor y víctima, en el marco de las relaciones de pareja (y de ex parejas). Cada uno de estos temas, según creo, exige ser abordado, desde un punto de vista estético, mediante el empleo de recursos formales muy diferentes, que permitan focalizar la atención sobre aquello que merece más ser representado, y estudiado (y  reflexionado).

En el caso de Jusqu'à la garde, se opta conscientemente por concentrar la atención sobre el tercero de los temas mencionados: las formas que adopta la interacción entre el varón machista, dominador y violento y sus víctimas (particularmente, la mujer que es su pareja o ex pareja, y l@s hij@s habid@s en la relación). En efecto, toda la narración se concentra en examinar dicha interacción. En intentar, en suma, representar de un modo explícito y comprensible los mecanismos a través de los que la violencia machista en la pareja se concreta y manifiesta.

En este sentido, el mérito capital de la película estriba en sus opciones estéticas... que, en realidad, lo son también de índole moral y política. En concreto, en la decisión de renunciar, en la construcción de la narración (y de la representación que en ella se realiza), prácticamente por completo a la retórica del melodrama; y optar, en cambio, más bien por acogerse a los recursos estilísticos propios del thriller y del cine de terror, para dar curso a la representación pretendida.

A través de esta estrategia formal, la película logra una representación tremendamente ajustada de la realidad de la interacción de la violencia machista en la pareja. Que no transcurre siempre, ni solamente, a través de momentos dramáticos de gran violencia física, sino, en muy buena medida, a lo largo de prolongadas jornadas de miedo, inseguridad y humillación. Miedo, inseguridad y humillación (para la víctima), y prepotencia, inseguridad e incapacidad de gestión emocional y de control de impulsos (por parte del perpetrador) que son las bases de la interacción violenta.

Así, en Jusqu'à la garde, aunque la violencia física explícita tarda en aparecer (y ni siquiera llega a consumarse), el miedo está omnipresente. Y lo está, además, justamente a causa del errático comportamiento del varón que, incapaz de asegurar su dominio sobre la mujer y l@s hij@s, intenta ir empleando -con notoria torpeza- diferentes tácticas de dominación y de control, desde las más aparentemente amables hasta las más brutales, a medida que las primeras no logran su objetivo.

La película muestra esta problemática interacción, basada en el miedo y en la dialéctica dominación (del varón)/ liberación (de la mujer), precisamente a través de la construcción narrativa de las ideas de amenaza y de miedo. Se opta, para ello, por atender particularmente a la importancia de construir la atmósfera psicológica que la narración representa: antes que a momentos de violencia explícita o de miedo aterrador, a la transmisión al/la espectador(a) de una constante sensación de inseguridad, de la ominosa probabilidad de que ocurra, en cualquier momento, algo aterrador.

De este modo, es posible para l@s espectador@s llegar a comprender (mejor) lo que significa vivir constantemente en un estado de dominación, de miedo y de terror. Porque no hay nada más terrorífico que aquello que -sin necesidad de ninguna intervención sobrenatural- algunos humanos le hacen a otr@s, amparándose en vetustos privilegios (aquí, de género) que se pretende que constituyen derechos irrenunciables. Porque la verdadera película de terror es la de lo que los poderosos les hacen a quienes atrapan en sus manos ansiosas de dominación.




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