X

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

jueves, 21 de abril de 2016

Alemania y Suecia suman más de la mitad de concesiones de asilo de la UE



Blind (Eskil Vogt, 2014)


Desde siempre he sentido, en general, lo que no sé si calificar de disgusto, o más bien de pereza, a la hora de ver cine fantástico. O, por mejor decir, lo que mayoritariamente se tiene por tal: la parte más convencional de dicho género. De una parte, porque siempre me ha resultado difícil, en efecto, mantener la atención sobre historias imposibles sobre seres improbables (tanto da que se trate de demonios, de vampiros, de zombies, de caníbales, de sádicos, de asesinos en serie...), que en el mejor de los casos pueden ser útiles como recursos retóricos para construir metáforas y, en el peor, tan sólo para asustar a incaut@s (o, peor todavía, para reafirmarles en su identidad sectaria, de -"verdaderos"- aficionad@s al género). De otra, además, porque todos y cada uno de los trucos expresivos que se han ido desarrollando a lo largo de la historia del cine con el fin de dotar de una "adecuada" forma audiovisual a dichas historias (desde la iluminación "expresionista" de las películas de los años veinte del pasado siglo, hasta la invasión contemporánea de fingido found footage, pasando el ya envejecido juego con el punto de vista, el zoom y los efectos sonoros en el slasher de las décadas de los setenta, ochenta y noventa) han envejecido velozmente, de manera que a uno más bien le aburren o le enervan (dependiendo del mejor o peor gusto que posea el/la director(a) al emplearlos) que otra cosa.

La guerra contra las drogas es "ineficaz" y genera más violencia y discriminación



Biopolitical Media: Catastrophe, Immunity and Bare Life by Allen Meek