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viernes, 14 de octubre de 2016

Elle (Paul Verhoeven, 2016)


Elle es una obra que lleva en sí misma todos los elementos para elevarla a una contradicción andante. Una contradicción de la que acaso sea imposible salir. (Ni acaso el director holandés lo pretenda, satisfecho con la polémica, con el tirón comercial que ello conlleva y con la etiqueta de épatant que la película y sus imágenes de este modo obtienen...)

En efecto, es posible, en el plano temático, entrar a discutir la medida en la que el personaje de Michèle (una siempre espléndida Isabelle Huppert) constituye un signo que permita representar el empoderamiento femenino. O, cuando menos, una determinada forma de empoderamiento: individualista, poco amiga de la solidaridad (ni de género ni de cualquier otra), capaz de afrontar, sin rebozo, las relaciones de poder y el empleo de la violencia como partes necesarias de la vida social,... En este sentido, acaso, una discusión feminista (moralista) acerca de si se trata de un buen o mal modelo resulte natural (véase, por ejemplo, aquí)...

Aunque, personalmente, me parezca una discusión más bien poco interesante: es evidente que Michèle no es el modelo de mujer que desde una perspectiva feminista emancipatoria propondríamos. Pero es que, en realidad, Michèle, en tanto que personaje, no pretende ser ningún modelo, sino, más bien, representación de realidades mucho más ambiguas, problemáticas y contradictorias, que exceden a los modelos y a las plantillas rígidas, descosiéndolas, por todos los costados. En este sentido, la construcción de esta figura de mujer libre (cruel, brutal y destructivamente libre) resulta, más allá de moralismos, (no sólo -que también- respetable, por mor de la libertad de creación artística, sino, además, también) ciertamente interesante. Cuando menos, para forzarnos a reflexionar acerca de qué clase de sociedad es aquella en la que la única mujer "liberada" posible es una que sepa manejar adecuadamente el poder y la violencia, dominar y manipular a varones y mujeres y marcarse planes racionales, perseguidos de manera amoral y perfectamente eficaz.

En todo caso, más allá de los debates moralistas, creo que la contradicción más relevante y pertinente que se da en la película, en tanto que obra artística, es entre su fondo y su forma. Y es que Elle no deja de ser una película con vocación abiertamente comercial, y "escandalosa", como antes apuntaba. Y ello lleva a Paul Verhoeven -como ya había hecho en otras producciones anteriores- a buscar una formalización audiovisual de la narración que resalte ese carácter pretendidamente "fuerte" y escandaloso de sus escenas y de las imágenes que las narran.

...Con el notorio efecto, no obstante, de distanciar al/la espectador(a) menos afín a los trucos y trampas del cine comercial contemporáneo(cuando menos, a quien esto escribe) de la historia narrada. Pues este espectador no puede, efectivamente, dejar de percibir, una y otra vez, que se emplean los trucos formales más obvios del thriller cinematográfico contemporáneo para intentar agudizar las impresiones, hacerlas calar en la retina: sobresaltos, montaje entrecortado, planos oblicuos, cortos e "inestables", manipulación de la banda sonora y de la música extradiegética, etc., particularmente en las escenas más violentas y/o que se pretenden impactantes.

De este modo, Elle es, de manera evidente, una película que renuncia a cualquier pretensión de reflexionar sobre aquello que narra: ni sobre la historia, ni -menos aún- sobre las formas de la narración. Que lo fía todo a su capacidad para sobresaltar al/la espectador(a), para arrastrarle a su combinación de personajes llamativos, situaciones extravagantes e imágenes impactantes.

Hay quien, sin embargo, se resiste a tal manipulación. Quien piensa, en cambio, que la historia que Elle narra (en sí misma, harto interesante) se merecía mejores maneras (estéticas). Pero, claro, pedir eso a Verhoeven es absurdo: una película, pues, tan interesante como lo puede ser la mejor de este director, eso es Elle; nada más. Otra película, sobre esa misma historia, personajes y escenas, habría sido posible, sin duda. Pero habría sido eso: otra película, no la que hoy comento.





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