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viernes, 15 de agosto de 2014

“Mis hijos no quieren ver a su padre porque le tienen pánico”



El drama de los 1.849 presos españoles en el extranjero, la mayoría en Iberoamérica



Sanidad quiere que sean delito las imágenes y frases que justifican o fomentan el maltrato



Irak: convertirse, huir o morir

Puedes firmar esta acción de Amnistía Internacional aquí:



Sergeant York (Howard Hawks, 1941)


Cuando de cine perteneciente -en alguna medida- al género bélico se trata, resulta difícil hallar variaciones relevantes entre sus distintos ejemplares, que suelen bascular entre tres vértices: la exaltación épica (casi siempre con componentes ideológicos chovinistas), el drama trágico, individual o grupal (generalmente, con un mensaje humanista -más rara vez, político radical) o la aventura pura y simple; o se ubica, en todo caso, en algún punto intermedio entre dichos tres vértices. (Más recientemente, aunque con el ilustre, pero aislado, precedente de algunas películas de Charles Chaplin, la comedia -muchas veces, aunque no siempre, con un tono irreverente- ha penetrado también en el tratamiento del tema bélico. Pero es ésta una tendencia mucho más moderna...)

Clarice Victor: El cinismo, valor en aumento en el "management"

En este artículo, publicado en Le Monde Diplomatique en español (nº 226, agosto 2014), su autora expone con detalle (y referencias adicionales) el modo en que, en el contexto de unas estrategias de gestión de recursos humanos de la empresa capitalista que (para aquella parte del personal que ha de operar con habilidades intelectuales) emplea crecientemente los incentivos culturales ("cultura de empresa", "el trabajo es divertido", la "misión" de la organización como motivación, etc.), las empresas de consultoría (que realizan buena parte del "trabajo sucio": en la propia gestión de recursos humanos, en auditoría, en el diseño organizativo de las empresas, etc.) han de operar con un doble estándar.