viernes, 14 de febrero de 2014
Dispongo de barcos (Juan Cavestany, 2010)
Confieso que, cuando el otro día vi Dispongo de barcos, quedé más bien perplejo. No tanto por sus recursos formales (su evidente aspecto visual "casero", aspecto derivado de la textura de vídeo que poseen sus imágenes, así como de la "imperfección" de la iluminación, de la forma de componer los planos y de los modos en los que los movimientos de cámara tienen lugar), cuanto por una narratividad -evidente, por lo demás- que, sin embargo, resulta tan extremadamente fragmentaria, ínfima e "incoherente"... desde el punto de vista de las convenciones habituales del cine narrativo.
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