X

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

miércoles, 21 de mayo de 2014

Il villaggio di cartone (Ermanno Olmi, 2011)


Il villaggio di cartone es, qué duda cabe, una rara avis dentro del cine contemporáneo. Y ello, tanto en el plano ideológico como en el estético.

No así en el aspecto temático, por lo que hace a su trama: otra película más -podríamos pensar, antes de verla- acerca del drama de la inmigración y de su represión por parte de los estados europeos, otro manifiesto vagamente humanista y ampliamente emocional para descargar la mala conciencia racista de la progresía europea...

Y, sin embargo, la verdad es que, aun teniendo algo de ciertos tales prejuicios, la forma que la película adopta y las ideas que transmite la convierten en algo bastante distinto de lo esperable. Comenzando por esto último, esta última película de Ermanno Olmi reincide en su tradicional interés por un cristianismo progresista y comprometido con las necesidades del pueblo: ese fantasma que viene recorriendo la historia dle cristianismo desde sus inicios, siempre fracasado, de otra religión, más espiritual, más popular, menos herramienta en manos de los poderes sociales, más instrumento de liberación... En la retórica de la película, uno (si se olvidase de la cruda realidad sociopolítica) podría llegar a creer que tal religión resulta posible. Además, a este discurso ideológico, acerca de un cristianismo alternativo, el director añade en esta ocasión un elemento discursivo añadido, sobre la tolerancia religiosa y cultural, el diálogo intercultural, la humanidad común. Mucho más vago, sin embargo, mucho menos convincente.

Nos encontramos, por lo tanto, en el ámbito del "drama de ideas": de una construcción dramática elaborada con el objetivo principal de poner en escena -en imágenes- una determinada concepción del mundo, encarnada en personajes y situaciones que tienen pretensión de resultar "ejemplares", ilustrativos, proporcionando una moraleja.

Pero ocurre que, justamente, las formas que adopta la puesta en imágenes de la narración contribuyen de un modo decisivo a rarificar la propuesta. Y es que Olmi opta por construir una suerte de drama teatral de tesis (con sus diálogos artificiosos y extremadamente retóricos, en los que los personajes expresan ideas generales), pero enmarcado en un espacio (en un "decorado") deudor de las escenografías dramáticas vanguardistas (hoy plenamente asimiladas, sin duda, en el ámbito teatral, mas no tanto en el cinematográfico -piénsese, si no, en el revuelo que en su día levantó una película como Dogville -Lars von Trier, 2003). De manera que las conversaciones e intercambios entre los personajes, en el marco de esa iglesia desacralizada y al borde de ser echada abajo, adquieren un tono particularmente fantasmal. (Un tono que resulta enfatizado, además, por la iluminación marcadamente "expresiva", que juega con el contraste entre luces y sombras.)

Tono fantasmal agudizado también por la forma que adoptan los planos. Desconozco si es intencionado, pero -al menos, para este espectador- el estilo visual de Il villaggio di cartone resulta, en muchos momentos, muy próximo al de las producciones videográficas de Bill Viola: la velocidad (lentitud) de los movimientos de cámara, las características de la iluminación, la manera de encuadrar el decorado,... todo ello parece evocar, retóricamente, una cierta concepción de lo trascendente; de lo trascendente, pero presente en el mundo material y humano. (En este sentido, la retórica visual de la película tiene poco en realidad de cristiano, aproximándose más bien a ese influjo del inmanentismo budista tan evidente en el arte de Viola.)

Drama de idas, teatro de tesis, escenografía geométrica de tono vanguardista, influencias del videoarte, retórica de la trascendencia, teología de la liberación, multiculturalismo, espiritualidad inmanentista: como se puede comprobar, Il villaggio di cartone se construye, en tanto que narración, sobre la base de la colisión -a ratos, frontal e irresoluble- entre elementos ideológicos y estéticos notablemente diversos, y aun contradictorios. Difícilmente podríamos afirmar que el resultado esté lo bastante conseguido. Pese a ello, el intento de lograrlo no puede dejar de fascinarnos...




Más publicaciones: