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sábado, 30 de julio de 2011

Theodor W. Adorno, sobre la pretensión de inocencia


"Hacéis bien, señor doctor" -Nada hay ya que sea inofensivo. Las pequeñas alegrías, las manifestaciones de la vida que parecen exentas de la responsabilidad de todo reflexionar, no sólo tienen un momento de obstinada necedad, de tenaz ceguera, sino que además se ponen inmediatamente al servicio de su extrema antítesis. Hasta el árbol que florece miente en el instante en que se percibe su florecer sin la sombra del espanto; hasta la más inocente admiración por lo bello se convierte en excusa de la ignominia de la existencia, cosa diferente, y nada hay ya de belleza ni de consuelo salvo para la mirada que, dirigiéndose al horror, lo afronta y, en conciencia no atenuada de la negatividad, afirma la posibilidad de lo mejor. La desconfianza está justificada frente a todo lo despreocupado y espontáneo, frente a todo dejarse llevar que suponga docilidad ante la prepotencia de lo existente. (...)

El nuevo código ético enfrenta a los médicos sobre la objeción

Mansour Ossanlu released but two others still held

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