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lunes, 19 de julio de 2010

Acerca de la formación (de la materia)



(Algunas reflexiones anotadas en mi dietario al hilo de la contemplación de la exposición de la serie Gluts, de Robert Rauschenberg -aunque no necesariamente relacionadas tan sólo con la misma.)

I'm not there (Todd Haynes, 2007) y la reformulación del biopic: innovaciones e insuficiencias



La película biográfica (biopic) constituye, sin duda alguna, uno de los géneros más grises del clasicismo cinematográfico. Siempre atraído por las "vidas ejemplares" (de santos, de aventureros, de líderes, de artistas), sin embargo, el cine clásico ha sido, en general, incapaz de ir en él más allá de uno de estos tres modelos narrativos: una mera narración de estampas (de "momentos estelares"), tendente necesariamente al estatismo (ejemplo paradigmático: gran parte del subgénero de cine sobre Cristo); una narración de "ascensión, caída y redención" (especialmente generalizada en el caso de la biografía de artistas: The Glenn Miller story, de Anthony Mann, por ejemplo), tendente al moralismo; y, en fin, una narración de "búsqueda y hallazgo" (ejemplo: Freud, de John Huston), en la que la "lógica" de la predestinación parece estar siempre subyacente. Cualquiera de los tres modelos ha de resultar, por las razones esbozadas, casi inevitablemente insatisfactorios, en tanto que narración de una vida. Valiendo, por ello, casi siempre tanto, desde el punto de vista cinematográfico, cuanto valga en realidad aquel otro género (musical, aventuras, etc.) con el que eventualmente el biopic aparezca hibridado. Hay excepciones, desde luego: así, una película como Bird (Clint Eastwood, 1988), además de su valor en tano que cine musical, posee también calidad en tanto que ensayo de profundización en la vida y personalidad de Charlie Parker.

Sobre diversidad y tolerancia


"La tolerancia, entérate bien, es sólo y siempre puramente nominal. no conozco un solo ejemplo o un solo caso de tolerancia real. y esto porque una 'tolerancia real' sería una contradicción en sus propios términos. El hecho de 'tolerar' a alguien es lo mismo que 'condenarle'. La tolerancia es incluso una forma más refinada de condena. En realidad al 'tolerado' -digamos que al negro que habíamos tomado como ejemplo- se le dice que haga lo que quiera, que tiene todo el dderecho del mundo a seguir su propia naturaleza, que su pertenencia a una minoría no signica para nada inferioridad, etcétera. Pero su 'diversidad' -o mejor, su 'culpa de ser diferente'- sigue siendo la misma tanto ante quien ha decidido tolerarla como ante quien ha decidido condenarla. Ninguna mayoría podrá eliminar jamás de su conciencia el sentimiento de la 'diversidad' de las minorías. La tendrá siempre presente eterna y fatalmente. Por consiguiente -es cierto- el negro podrá ser negro, es decir, podrá vivir libremente su propia diferencia, incluso fuera -es cierto- del 'gueto' físico, material, que en tiempos de represión le había sido asignado.

La pulsera contra el maltrato resulta eficaz, pero se utiliza poco

Rafael Argullol: Prestigios florentinos