Viendo Nanjing! Nanjing!, uno no puede dejar de advertir la constante –y, por explícita, molesta- presencia de la ilocución del narrador, dirigida directamente a la capacidad de empatía y compasión del espectador: casi cada secuencia parece estar destinada intencionalmente a conmovernos, a través de la postración de conjuntos de escenas pretendidamente conmovedoras, filmadas siempre del modo que, convencionalmente, el modo de representación cinematográfica institucional ha dado en tomar por más “expresivo”… más (explícitamente) retórico, en suma.
domingo, 13 de junio de 2010
Miquel Barceló: sobre manierismo, materia y emoción
Contemplo, una vez más, las extraordinarias pinturas de Miquel Barceló. Apabullado por su evidente dominio técnico, su capacidad inmensa para pintar, manipular los materiales, los colores y las formas, me pregunto, sin embargo, por qué no percibo ni siento emoción alguna.